Add parallel Print Page Options

La promesa del Espíritu Santo

15 »Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16 Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros.

18 »No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros. 19 Todavía un poco, y el mundo no me verá más, pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. 20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros. 21 El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él.

Read full chapter

22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo:

—Atenienses, en todo observo que sois muy religiosos, 23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: “Al dios no conocido”. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerlo, es a quien yo os anuncio.

24 »El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas 25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitara de algo, pues él es quien da a todos vida, aliento y todas las cosas.

26 »De una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos y los límites de su habitación, 27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarlo, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros, 28 porque en él vivimos, nos movemos y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: “Porque linaje suyo somos.” 29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. 30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, acreditándolo ante todos al haberlo levantado de los muertos.

Read full chapter

¡Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
y haced oír la voz de su alabanza!
Él es quien preservó la vida a nuestra alma
y no permitió que nuestros pies resbalaran,
10 porque tú, Dios, nos probaste;
nos purificaste como se purifica la plata.
11 Nos metiste en la red;
pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.
12 Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza.
¡Pasamos por el fuego y por el agua,
pero nos sacaste a la abundancia!

13 Entraré en tu Casa con holocaustos;
te pagaré mis votos,
14 que pronunciaron mis labios
y habló mi boca cuando estaba angustiado.
15 Holocaustos de animales engordados te ofreceré,
te inmolaré carneros;
te ofreceré en sacrificio toros y machos cabríos. Selah

16 ¡Venid, oíd todos los que teméis a Dios,
y contaré lo que ha hecho en mi vida!
17 A él clamé con mi boca
y fue exaltado con mi lengua.
18 Si en mi corazón hubiera yo mirado a la maldad,
el Señor no me habría escuchado.
19 Mas ciertamente me escuchó Dios;
atendió a la voz de mi súplica.

20 ¡Bendito sea Dios,
que no echó de sí mi oración
ni de mí su misericordia!

Read full chapter

13 ¿Quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? 14 Pero también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os inquietéis. 15 Al contrario, santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros. 16 Tened buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. 17 Mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.

18 Asimismo, Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; 19 y en espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados, 20 los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua. 21 El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias del cuerpo, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) mediante la resurrección de Jesucristo, 22 quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y poderes.

Read full chapter